miércoles, 24 de diciembre de 2008

El beso del Vampiro


Como todos los dias, Darcy iba a la biblioteca que estaba frente a la tienda de antiguedades a la que trabajaba. Ese día, leia sobre las leyendas tipicas de terror, y encontró un libro de vampiros, no era comun que se fijara en ese tipo de relatos, pero una parte del libro la engancho. cuando leia se sorprendia con su contenido pero a la vez le causaba un poco de risa, no podia creer como se le ocurria a la gente inventar ese tipo de relatos, mucho le daba risa de que hubiera Vampiros que para subsistir tenian relaciones sexuales con sus victimas, esos a los que llamamos Sucubus e Incubus. Se marchó de ese lugar directo a la tienda de antiguedades y continuó leyendo más sobre los personajes vampiricos. 

El tiempo había pasado tan rápido, ni siquiera se había dado cuenta del reloj por estar tan dentro de su lectura, que se le había hecho tan tarde y que ya casi eran las 10 de la noche. se apuró en cerrar la tienda y corrió al autobus para irse a casa, alli tampoco soltaba ese libro. por poco y se pasaba de su última parada de autobus, que con torpesa pidió bajarsre.

Darcy llegó a su casa, preparó té y salió al balcon a terminar de leer. las ultimas frases de libro eran... "Un beso verdadero puede ser tan mortal como la mordida de un vampiro, pero a quien le importaria morir tras sentir la pasión de un amor puro y sincero". Al terminar con esto cerró el libro y medito un pcoo, le parecia que todo eso era demaciado romantico para ser algo real, pero se dió un poco de placer al imaginarselo. Prefirió dejar de pensar en eso y entró a su casa, lista para dormir.

Darcy tenia que admitirlo, algo tras esa lectura le habia dejado inquieta, repentinamente se sintió tibia, con un poco de adrenalina en su cuerpo, sudaba, el sueño la queria dominar y ya casi habia perdido el conocimiento de la realidad, pues repentinamente un viento entró delicadamente por la ventana haciendole sacudir su cuerpo y llenandola de una extraña sensación. Darcy cerró los ojos y el viento frio seguia jugando con ella, hasta que pudo sentirlo. ella era fuerte y no queria dejarse llevar asi solamente, pero abrió los ojos y se encontró con la silueta mas hermosa que había admirado. su respiración se contrajo al chocar con los ojos de él, que eran de un azul aguamarina brillantes, como si se tratara de un lobo en la oscuridad. no queria dejarse conducir y empezó a balbuciar.
-No eres real... esto no es real...
Pero al primer tacto piel con piel, Darcy no pudo continuar y cerró los ojos nuevamente, para así dejarse llevar. él la tomó completamente, la acariciaba y se apoderaba de ella, que Darcy no cabia de placer y su extasis aumentaba a cada segundo que él la estrechaba, ella hacercaba su rostro a él y le parecia imposible acariciarlo, pues parecia que todo el placer era solamnete dedicado a ella, hasta que el la besó y probó de la dulce liquido de sus labios, hasta que sucedió lo inevitable y él le mordió el cuello, haciendola gemir de un dolor placentero que la dejó totalmente rendida... 

A la mañana siguiente, despertó a medio día, muy tarde y era imposible llegar a trabajar a la tienda de antiguedades, así que se reportó como enferma, pues realmente así lo estaba, se sentia debil e incapaz de hacer un quehacer. se vió al espejo y se miró pálida y ojerosa. se sentó sobre su cama y recordó, todo, cada segundo en que él la poseia, recordo su piel, su olor, sus besos... y finalmente aquella mordida que la dejó exahusta. paso su mano sobre el cuello y pudo sentir el rastro que él le dejó. corrió al espejo y se quedó inmovil, tenia la marca de dos colmillos en la piel. se dejó caer sobre el suelo y se sintió como si hubiera vivido una violación. trató de dejarlo pasar el resto del día, pero al pensar que la noche estaba cerca, sus nervios y el temor le fallaba.

Al caer la noche paso nuevamente, al dejar caer su cuerpo sobre la cama, experimentó las miles sensaciones desconocidas de la noche anterior, que ya no solo no tenia miedo, estaba ansiosa de que él llegara, y así sucedió. entró como el aire, desvanecido por la ventana, se deslizó sobre su cuerpo, acarició su cara y Darcy estaba ya sonriendole, como si supieran lo que cada uno haría, unieron sus cuerpos y se fusieron en uno, Darcy sentia que la vida se la robaba y era algo que la tenia horrorizada, pero no podía soltarlo, ni despegarse de su cuerpo irreal. lo vió a los ojos por ultima vez, las miradas se entrelazaron y antes de que el volviera a beber de ella, Darcy soltó sus últimas palabras...
-Tuya seré, tuya e sido siempre... si el precio de tenerte es la muerte, así será...

Se dieron un último beso y el clavó sus colmillos en la piel, para terminar de abserbele el alma por completo, dejando caer el cuerpo inerte de ella, sin vida, sin alma, el se la había robado, para así convertirse en el aire que seguia soplando su cuerpo...

viernes, 12 de diciembre de 2008

Abrazo Malkavian


Un trazo profundamente azul surca una superficie blanca. Poco a poco el trazo se distorsiona hasta ser una espiral de ningún color. Ana observa el lienzo mientras intenta comprender la realidad de la realidad. Observa la composición propuesta por su maestro para la inspiración del cuadro. Pero son objetos y ella es artista, no fotógrafa. Los taburetes, los lienzos, sus compañeros, la sala entera se convierte en una mancha palpitante y azul... Está ahí, casi ha conseguido ver algo más allá, ya no hay formas, sólo movimiento, sensación, Kaos Azul... Ya casi ha conseguido llegar al Lugar Donde Todo Es Lo Que No Parece, ¿o es justo al revés...?

- Es interesante tu propuesta, pero ¿no crees que resulta un poco reiterativa en el color?


La espiral gira hacia atrás, muy rápido. Todo se difumina para poco a poco volver a encontrar su contorno, los objetos vuelven a ser lo que parecen y el azul deja de hablar.

- Decía que creo que deberías intentar probar otro color, tener un fetiche obsesivo está muy bien, pero creo que te está limitando.

“¿Y si te descuartizo y pego los restos en el lienzo también te resultará obsesivo...?”

* * *

Ana pasea por el Puerto de San Sebastián. Ya ha anochecido y sabe que debería ir a casa, la están esperando y no puede llegar tarde un lunes cualquiera. Pero no quiere volver, ¿para qué? ¿Para lobotomizar al azul parlante a base de horas en el instituto, y después en la universidad, y después....? ¿Por qué no puede explicar lo que las cosas le dicen?

Tenía 5 años cuando descubrió que los colores y las formas escondían un secreto que aún hoy intentaba desvelar. Estaba construyendo una torre con piezas de madera de todos los colores. La torre ya casi sobrepasaba su propio tamaño; sólo quedaba poner la última pieza: un precioso triángulo azul. Se puso de puntillas para poder colocarla mejor. La depositó con sumo cuidado en la cima y muy despacio despegó los dedos del triángulo. Cuando el último dedo perdió el contacto con la superficie sedosa la torre entera se precipitó al suelo con un gran estruendo. Desde arriba ella vio una espiral de colores que primero caía pero después ascendía y empezaba a hablar con un lenguaje propio. La espiral la envolvía y empezaba a entender algo cuando las voces de los adultos la sacaron de su ¿ensueño?

Desde entonces comprende que es inútil intentar explicar que sabe que hay algo ahí, detrás de todas las apariencias, detrás de la realidad supuestamente “real” de las cosas.
Abstraída en sus recuerdos ha llegado al Paseo Nuevo sin saber cómo, le ha pasado otras veces. Observa el mar, el vacío en que se convierte cuando su agua deja de ser azul para ser un abismo en movimiento.
De pronto tiene la sensación de que alguien le sigue, se da la vuelta. A lo lejos se distingue una figura masculina. Pasea en soledad, como ella. Ana vuelve su cabeza hacia el mar.
Ella permite que sus ojos desciendan al abismo, lentamente, mira las rocas engullidas por el negro... Un escalofrío le recorre el cuerpo. Sabe que él está allí, detrás de ella, y que la mira fijamente. “Si te atrae tanto, ¡tírate!”. La voz metálica en su cerebro, él le habla directamente, sin usar mediadores de la realidad, la voz, los labios... Labios...
Se da la vuelta para encontrarse con un hombre alto, atlético, escondido detrás de un abrigo negro y largo, las solapas y los cuellos subidos le acarician el pelo negro. Le mira fijamente con sus ojos negros... Se siente engullida, como las rocas por el vacío negro del mar. “Díme lo que sabes, ¡por favor...! ¡No quiero vivir así!”. “Pues tírate, puede ser divertido...”.

Mira el borde de piedra y duda. Después se sube y observa el vacío. Parece fácil. Un impulso y... Puede que la realidad rompa en gritos desgarradores, puede que por fin la espiral le envuelva el tiempo suficiente como para entenderla... Suspira y salta...
Un instante en el aire y el hombre la sujeta con un movimiento de rapidez antinatural. La sostiene en brazos. Ella envuelta en un pálpito negro sólo distingue sus labios. Se siente mareada, hay algo que desde dentro le advierte del peligro, pero ella quiere SABER. Con los ojos cerrados siente unos labios sobre los suyos, una boca helada se funde con la suya. Después la deja en el suelo con la espiral negra entonando un Coro de Ángeles. La inclina hacia atrás y la besa en el cuello. El mar contiene su respiración contra las rocas. Él desgarra su cuello con suavidad, ella gime en su delirio oscuro. La espiral va a hablar por fin.